Oh, Madre
Te rogamos fuerte
Escucha siempre
Nuestra gran suplica:
No dejes, Madre
Que nos perdamos en el camino
Porque somos los hijos
De tus lágrimas.
Cuando bajo la cruz llorabas
Madre de los dolores
Te recibimos como madre
Nosotros y todo el mundo.
Navegantes en el mar
Eternamente turbio
Hemos puesto en ti
Toda nuestra esperanza.
Tú eres la estrella del mar
Y haces que todo pase.
De los que a ti rezan
Nadie se ahoga.
Haz que llamemos siempre
A tu compasiva puerta
Mientras en el mundo
Las olas nos llevan.
Y cuando las nubes y la niebla
Van a oscurecer el cielo
Ven, tú, Madre
A enseñarnos el camino.
Lleva el barco
Entre las rocas y las olas
Para dejarnos salir al puerto
De las orillas eternas.
Oh, Madre
La más preciosa flor
Haz de las lágrimas
Flores del valle.
Sálvanos de las pasiones
Y de los malos deseos
Y cámbianos en puros
Lirios del valle blancos.
No dejes, Madre
Que nos perdamos en el camino
Porque somos los hijos
De tus lágrimas.